miércoles, 28 de julio de 2010

Mas vale ser dueño de tu silencio que esclavo de tus palabras...


Por: Hector Vieyra Hernández.
Mas vale ser dueño de tu silencio que esclavo de tus palabras...
"¿Sabes cuál es la diferencia? que yo estoy en Europa y tú estás aquí en México y aquí te vas a quedar". Eso fue lo que Nery Castillo me contestó iracundo, en una conferencia de prensa, cuando le pregunté qué meritos tenía para estar en la selección, después de no haber jugado en su equipo, durante dos años.

Ahora Beto, como le gusta que le digan, recala en el Chicago Fire y con esto me suben como la espuma varias preguntas y tengo la curiosidad de un niño. ¿Castillo y yo somos más parecidos ahora?, ¿Ya no es mejor que yo?. Nery ya no está en Europa, ni yo en Récord... ¿Somos mejores o peores por eso?.

Desde que Nery lanzó aquella arrebatada discriminación siempre tuve la duda: ¿Ucrania y la cola del diablo no es lo mismo en términos de futbol?. Ahora por lo menos ubico más que Chicago es la Ciudad de los Vientos que pueden soplar y elevar el talento de un tan jugador desquiciante y eléctrico en el campo como desorbitado fuera de la cancha.

Una vez en Houston, Beto me dio una exclusiva. Sería padre y caminamos por La Galería en búsqueda de ropa para su bebé. No éramos amigos, pero sí teníamos una relación cordial, meramente laboral. El tipo se gastaba la vida, sin mucho remordimiento. Un sobre amarillo cargado de 10 mil pesos era el viático diario por estar concentrado en la Copa de Oro. No había salido de su cuarto en cinco días y tres horas le bastaron.

Ahí nacía un ídolo que no podía caminar tres metros seguidos por las tiendas. Librada la marea de aficionados, cayó la noche y Nery salió del lugar con muchas bolsas. Yo sólo me compré el reloj que traigo puesto. Después se dio esta telaraña verbal. Y luego, cuando por fin te enteras que tocará la pelota, te da gusto.

Nery es más. Lo he visto dominar con elocuencia una canica. Tiene una zurda tan educada y sensible como la precisión de un billarista. Corre y ata la pelota al botín con desplantes de crack. Pero lo hace con el mismo promedio de minutos jugados que tiene mi tío en el Club España o mi vecino en el parque de la colonia...

Es una obviedad que necesita juego. Lo ha clamado hace tres años, desde aquella deslumbrante jugada que besó la red, ante Brasil en la Copa América de 2007. Ahora en Chicago será el heredero de las glorias de su compadre Cuauhtémoc Blanco. Y desde ahora lo anuncio. Beto la va a romper en Estados Unidos. Lo firmo, porque además con un sistema de prensa rígido jugará más y hablará menos. Y con eso ganamos todos.

Recuerdo que un par de días después del incidente con la prensa, la gente coreó de forma jubilosa "Nery, Nery", en el Estadio Azteca, ante Costa Rica. La afición necesita un ídolo y siempre preferirá al jugador. Eso me queda claro

Terminado el partido, Sven Göran Eriksson explicó que no había incluido a Nery "porque no tiene minutos en los últimos meses y se iba a jugar la vida en una pelota". Ahí reafirmé que no se había inventado nada y que en ese entonces, Castillo no reunía las credenciales para enfundarse en la camiseta nacional.

Lo cierto es que el futbol no se puede perder de Castillo. Tiene 26 años. Y ahora que está más cerca de México y ya no vive en Europa, yo me siento más tranquilo, porque antes ni sabía dónde quedaba Ucrania en el mapa del futbol...

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